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domingo, 10 de marzo de 2019

646. Rodapié: usos y tipos

Cuando escuchas la palabra rodapié seguro que lo primero que te viene a la cabeza es EL rodapié: antiguo, de madera, con curvas en su remate… A todos nos encantan las casas sin esa maldita pieza que une el suelo con la pared pero, siendo prácticos, debemos admitir que ese encuentro es muy difícil de ejecutar (sin el mínimo fallo). Hoy te vamos a contar que, aunque no te lo creas, existen numerosas posibilidades. ¿Te quedas?
El rodapié es uno de esos detalles que, a la hora de hacer una reforma, se suele pasar por alto. Son tantas las decisiones que hay que tomar en esas situaciones, que cuando nos preguntan qué rodapié poner solemos tirar balones fuera eligiendo simplemente el color del mismo. Y la verdad es que no deberíamos confiar una decisión tan importante (como a continuación te demostraremos) en un instalador que seguramente no vuelva a pasar por nuestra casa. Nunca. Más.
Cómo ya sabrás, somos amantes de los detalles (aquí te lo demostramos), pero lo somos más aún de las buenas decisiones que hacen de tu casa un lugar que resista al desgaste cotidiano.
La misión principal del rodapié es proteger las paredes de los roces de zapatos, muebles, aspiradoras, fregonas... además de esconder los defectos que existen, y siempre existirán, entre el suelo y las paredes.
A continuación te contamos los tipos de rodapiés que existen -porque sí, hay mundo más allá del rodapié lacado en blanco- y su uso apropiado para cada situación y reforma:

1. Rodapiés rehundidos

 Solo aptos para reformas integrales en las que se construyen desde cero las particiones de la vivienda. Se pueden realizar de muchas maneras pero lo más común es hacerlo en tabiques de pladur. Basta con utilizar al menos dos placas de cartón yeso en las paredes y llevar solo una, la trasera, hasta el suelo. Este tipo de rodapié funciona muy bien con pavimentos continuos. Materiales como el microcemento, que permiten su aplicación en planos verticales, hacen posible "dar la vuelta" al suelo y subirlo por el rodapié, creando un detalle que, además de elegante, es muy práctico e higiénico. Sin duda nuestros favoritos.

2. Rodapiés integrados en la pared

 e encantarán porque pueden llegar a pasar desapercibidos. Quizás sean más apropiados, al igual que los anteriores, para reformas y viviendas de planta nueva. Sin embargo no están reñidos con tabiques existentes y, aunque su ejecución sea algo más laboriosa, pueden realizarse igualmente. Dado que estos rodapiés se encuentran integrados en la pared, es decir, ni sobresalen ni se rehunden, el truco para que queden perfectos reside en la creación de una entrecalle (cuyo uso es muy común en arquitectura): cuando decidimos unir dos elementos que estarán en un mismo plano, sean de la índole que sean, lo mejor es hacerlo a través de una pequeña sombra.  Los rodapiés integrados, a diferencia de los anteriores, es más aconsejable realizarlos en piezas aisladas. Estas pueden ser de madera lacada, del mismo material que el suelo -con suelos cerámicos funciona muy bien- o de pladur. En este último caso recomendamos pintarlo con una laca o semilaca que lo dote de un acabado más resistente. Nunca con pintura plástica sino queremos que duren limpios un abrir y cerrar de ojos. Eso sí, nunca olvides la entrecalle ;)

3. Ropadiés superpuestos sobre la pared

 Los típicos. Los que ves en la gran mayoría de espacios. Por eso aquí nos extenderemos algo más. Quizás te estarás preguntando que, si son los más comunes, por algo será, pero la gran verdad es que, y nos remitimos a unos párrafos más arriba, "son tantas las decisiones que hay que tomar...". El aspecto negativo de este tipo de rodapiés es lo fácil que resulta caer en la tentación de elegir un modelo prefabricado de alguna marca de bricolaje e instalarlo. Los rodapiés que puedes encontrar en las grandes superficies suelen ser de una calidad baja o media que, en el mejor de los casos, se encuentran lacados con una ínfima capa que cubre un tablón de madera de apenas 8mm. Poca protección para uno de los encuentros más sensibles de una vivienda. 
Nuestro consejo: encárgalo a un carpintero y olvídate del resto de opciones... A diferencia de los rehundidos o integrados, este tipo de rodapiés es más propicio para poder definir otras características. Te contamos cuáles:
  1. Material (M): seamos sensatos, pueden ser piezas cerámicas o de alguna piedra tipo granito, pero no es lo normal (ni, desde luego, lo más económico). La opción común es que sean de madera. Por eso el espesor que aconsejamos es de 19 mm. Como ya te habrás dado cuenta, 19 es más del doble de 8. Nada más que añadir.
  2. Altura (h): en rodapiés prefabricados existen multitud de alturas. Pero, en general, las más elevadas se quedan cortas. Nuestro consejo para conocer la medida ideal: divide entre 20 la medida en centímetros de la altura de tu vivienda. Por ejemplo, para una casa de 280 cm de altura libre, un rodapié de 14 cm sería perfecto. No es una regla que siempre haya que cumplir pero te ayudará. Y si eres de los que nunca siguen reglas, pásate pero siempre por encima.
  3. Color (RAL): importantísimo. Como a partir de ahora tu rodapié se fabricará a medida, podrás elegir el color exacto. En este punto te aconsejamos que tenga el mismo color que las paredes (no es la primera vez que tropezamos con paredes blancas cálidas -léase cremas- con rodapiés blancos fríos -léase azules- y el resultado, te lo aseguramos, no es bueno). Para no cometer este error tan típico, lo mejor es convertir el color NCS de las paredes en su equivalente RAL para el rodapié. Un último consejo: ¡el blanco nunca es mala idea!
  4. Forma (f): la forma del rodapié, también conocida como sección, puede convertirse en otro detalle importante. Existen, por ejemplo, rodapiés escalonados que, según el estilo de la reforma, pueden poner el punto final al conjunto. Hemos visto incluso cómo en viviendas con aires clásicos desaparecen las molduras del techo mientras los rodapiés cobran el papel protagonista, elevándose y complejizándose.
En definitiva, el uso del rodapié siempre estará presente en las viviendas (aunque nos cueste reconocerlo). Tener en cuenta los detalles como los que acabas de aprender harán que esa reforma, en la que tanto te has volcado, empiece a ganar en intenciones que la separen del resto.

Para acabar, no tengas miedo a la hora de hablar de esos detalles con la empresa que lleva a cabo la reforma. Es más, atrévete a combinarlos con criterio y piensa que quizás la pared del salón, esa sobre la que pondrás el mueble de la TV, deba tener un rodapié diferente al que te encuentres al salir de la ducha ;)
¿Estás pensando en hacer una reforma en casa? Hablamos más de ello aquí.

¿Te hemos aclarado algo? ¿Eres de los que odian los rodapiés? ¿Sigues pensando que no son buena idea? ¿Cómo es el rodapié de tu casa? ¡Nos encantaría saber qué te ha parecido!
http://www.hulahomemadrid.com/2017/05/rodapie-si-o-no-usos-tipos.html