domingo, 25 de abril de 2010

Hotel Humboldt



El Hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro El Ávila en Caracas, Venezuela es un ícono en la arquitectura venezolana y un símbolo de la ciudad capital, gracias a su exótica ubicación y a su modernísima arquitectura.

El edificio está a una altura de 2.150 msnm y el mismo es una estructura cilíndrica que ofrece una vista de 360° en su último piso, tiene una altura de 59,5 m y cuenta con 14 pisos, 1 mezzanina y 2 sótanos que distribuyen 70 habitaciones con diferentes vistas de ambas ciudades (Caracas-La Guaira).

El edificio estaba dotado de un comedor, un mirador y unas estructuras adosadas donde se encontraban las áreas sociales del hotel: salones, estar, dependencias administrativas, servicios y piscina cubierta. La fachada de cristal se utilizó para ayudar al calentamiento de la edificación.

La obra la completan dos tramos de teleféricos que unen al edificio con Caracas (Estación Maripérez) y la ciudad de La Guaira (Estación El Cojo), además de una pista de patinaje sobre hielo y de múltiples restaurantes.

El complejo fue iniciado en el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez y estuvo a cargo de los ingenieros Gustavo Larrazábal, Oscar Urreiztieta y la compañía venezolana ENECA. El diseño original del hotel y de la estación Ávila son del arquitecto Tomás José Sanabria, quien formó parte de la segunda generación de arquitectos venezolanos formados en el exterior e impulsores del estilo internacional en nuestro país. El paisajismo era responsabilidad de Roberto Burle Marx pero debido al corto tiempo nunca se llevó a cabo. El arquitecto Alejandro Pietri Pietri diseñó las estaciones de Maripérez y El Cojo (Macuto). El hotel y el tramo de Macuto fueron construidos por la compañía venezolana ENECA, mientras que el sistema aéreo fue responsabilidad de la firma alemana Heckel, a través de su representante Georg Jablonski, y también de la compañía alemana Saarbrucken.

Fue estrenado por el Poder Ejecutivo el 11 de diciembre de 1956 e inaugurado el 29 de diciembre del mismo año. Marcos Pérez Jiménez lo calificó como hostería de la cota 2000.

Los teleféricos empezaron a funcionar al público en diciembre del mismo año y fue entregado a la Gobernación del Distrito Capital, con la intención de incorporarlo al patrimonio turístico y de tenerlo en mantenimiento constante.

Según algunos historiadores y arquitectos el eficio tenía como propósito principal servir como punto estratégico militar, si las vías de acceso de la ciudad llegan a colapsar, ya que les permitiría movilizar a más de 800 soldados a la hora a través del teleférico, aun así el hotel no brindo servicios militares, allí tuvieron eventos de entretenimiento importantes, funcionó como escuela de turismo en los años 80, pero después de un tiempo fue prácticamente abandonado por las autoridades.

El edificio después de ser abandonado fue cuidado por el señor Francisco "Paco" López quien trabajo en el hotel desde que se inauguro y no permitía la entrada de extraños al recinto cuyo fin único era quitarle el prestigio al complejo hotelero, más tarde empezarían a crecer historias y leyendas urbanas que cuentan acerca de hechos sobrenaturales acerca del edificio y de la obra completa, que le da un toque de misticismo y atrae mas al turista.

Posteriormente, el 23 de marzo de 1998 el Fondo de Inversiones de Venezuela, conjuntamente con CORPOTURISMO, privatizó el Hotel Humboldt y el Sistema Teleférico Caracas-Litoral. El Estado Venezolano traspasó al Consorcio Inversora Turística Caracas, ITC (empresa conformada por el Consorcio Mezherane y el Fondo de Valores Inmobiliarios), la explotación del Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, a través de un contrato de concesión pública por treinta años (la cual fue revocada en el año 2007). El contrato transfiere el derecho a explotar el Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, con todas las instalaciones conexas, incluyendo el desarrollo de servicios de turismo y esparcimiento relacionados con tal complejo. La empresa que resultó favorecida inició el proceso de reestructuración y rescate de las instalaciones bajo el concepto de conservar lo máximo posible los elementos ya existentes, cuyo valor histórico y arquitectónico es innegable.

En julio del 2001, cuando fue inaugurado el Complejo Turístico Ávila Mágica, la compañía ITC anunció su reapertura. Sin embargo, el complejo no abrió sus puertas al público inmediatamente, sino meses después. El Proyecto Ávila Mágica se presentó como una nueva alternativa que incluiría restaurantes, pista de patinaje sobre hielo, casino, centros de recreación infantil, así como la recuperación del Hotel Humboldt en su totalidad y la extensión del servicio teleférico al estado Vargas. En aquel entonces el proyecto constaba de tres etapas.

La primera etapa de reestructuración del sistema Teleférico-Hotel Humboldt abarcó la ampliación del estacionamiento en Maripérez, construcción de un estacionamiento remoto detrás de la Hermandad Gallega, con servicio de traslado hasta la estación para abordar los funiculares, así como una red de 350 taxis que trabajan exclusivamente para el terminal del teleférico. Adicionalmente, los usuarios dispondrían de cafetín, museo, cajeros automáticos, teléfonos públicos, baños, bebederos de agua, módulos de información, venta de souvenirs y de material fotográfico.

El sistema compacto de funiculares, de la firma austríaca Doppelmayr, con experiencia mundial, cuenta con 87 cabinas, incluyendo 4 cabinas VIP, 2 cabinas de carga y una ambulancia lista para atender cualquier emergencia. Cada cabina, con ventanales de cristal, tiene capacidad para ocho personas (incluyendo niños en brazos). El recorrido hasta la cima tiene una duración aproximada de veinte minutos, sin paradas, a una velocidad promedio de 5 metros por segundo. Posee 23 torres, de 16 metros de altura cada una. Las edificaciones en la cumbre avileña incluyen pista de patinaje, salas de juego, restaurante de comida rápida, restaurante formal, parque infantil, caminerías, excursiones dirigidas, música en vivo. Este parque temático cuenta con un sistema totalmente computarizado, comparable con los más famosos del mundo (muchas de las zonas en construcción).

Otro atractivo lo constituye una plaza cerca del Hotel Humboldt, que sirve de altar para la bandera más alta del mundo en una montaña. El mástil de aluminio mide 30 metros de alto, y fue transportada por partes a bordo de helicóptero. Además, algunas de las viejas cabinas, de 12 m² aproximadamente, están siendo utilizadas como kioscos, módulos de auxilio y venta de boletos. La cabina presidencial del teleférico de los años 50's es exhibida en la estación Maripérez aunque no tenga el color verde oscuro original.

Actualmente, el teleférico es completamente funcional y está en la disposición del público en general, como también las plazas aledañas, la pista de patinaje, y múltiples restaurantes; pero el hotel como tal no está abierto al público en estos momentos, con planes de reacondicionarse, contaría con los mobiliarios originales de la época en que fue construido, con una mezcla de modernidad en las áreas como los baños, los ascensores y demás; además el tramo que se dirigía a La Guaira del teleférico está bajo completo abandono, pero se tienen planes de reconstruir y modernizar el teleférico que estaría bajo la empresa Doppelmayr y CWA.

Actualmente y gracias al Ministerio del poder popular para el turismo, se está realizando la restauración de este importante icono caraqueño. Según fuentes oficiales se pretende hacer en 2 fases, la primera contempla la restauración de los 2 primeros pisos que albergan 10 habitaciones, esta estaría para mitad de 2010 y la segunda fase contemplaría los 12 pisos restantes y algunos salones publicos que pretenden estar listos en 2012.

La inversión supera los 108 millones de Bolivares Fuertes contemplados en el plan turismo 2009 - 2019.


2 comentarios:

Un excelente Arquitecto, nos deja sus Iconos en la Ciudad de Caracas.
Una lamentable perdida. A great Architect, leaves their icons in the city of Caracas.
An unfortunate loss. Um grande arquiteto, deixa os seus ícones na cidade de Caracas.
Uma perda lamentável.