La
ciudad reúne a personas distintas, intensifica la complejidad de la vida
social
Richard
Sennet.
De
carne y piedra
En las ciudades desde su orígen se representa y sirve para socialización de sus habitantes, los espacios públicos son esos espacios donde la sociedad ejercita ese ejercicio y son pequeños mecanismos de apropiación ciudadana, dando lugar a la estructura y la forma de dicha urbe.
En las ciudades desde su orígen se representa y sirve para socialización de sus habitantes, los espacios públicos son esos espacios donde la sociedad ejercita ese ejercicio y son pequeños mecanismos de apropiación ciudadana, dando lugar a la estructura y la forma de dicha urbe.
En la mayoría de los casos, dicho espacio sufre de una falta de proporción y funcionalidad urbana dando lugar a pequeñas fragmentaciones. Son esas mismas problématicas las que sirven de elementos capaces de, por su propio carácter,
ser espacios urbanos generadores de actividad y tener forma propia. Los espacios urbanos de carácter público se han convertido en espacios de significación
individual o colectiva, en escenarios de lo político, de esparcimiento y
recreo, donde las posibilidades del ocio, la recreación, los deportes, el
desplazamiento y la vida comunitaria adquieren sentido y logran expresarse en
la vida cotidiana de la población, en sus estilos de vida.
La Torre David, concebida por sus arquitectos como el gran rascacielos de 45 pisos, en honor a David Brillembourg, el audaz financiero que lo
construyó en la década de los 90. Hoy día, alberga a más de 2,500 nuevos inquilinos que lo hicieron su casa, el edificio
simbolizaba prosperidad y poder ha pasado a ser un nuevo referente alejado de esos conceptos en pleno centro de esta ciudad, convirtiéndose así en uno de los símbolos de la crisis financiera.
Robert Neuwirth de Nueva York, autor de “Shadow Cities”, libro acerca de
asentamientos de invasores en cuatro continentes, dijo que la Torre de
David quizá era el edificio de ocupantes ilegales más alto del mundo.
El 17 de octubre de 2007, 200 familias invadieron torre bancaria de Fogade, según el diario El Universal. El siguiente paso lo dieron en junio de 2009, al registrarse como
cooperativa habitacional (Casiques de Venezuela, R.L.). Hoy, la llamada
“favela vertical”, con 121.000 metros cuadrados, dispone de nueve
plantas de estacionamiento para coches y una para motos, bodegas,
librería, heladería, cybercafé, dos talleres de costura, cancha de
baloncesto, peluquería y hasta una iglesia bautista.
El pastor de la iglesia de la Torre es el propio jefe de la invasión y
presidente de la cooperativa, Alexander Daza, conocido como “El Niño”.
Él es la cabeza del grupo de 15 coordinadores que gestiona el edificio.
"Es modelo de autogestión. Así lo consideró el jurado de la Bienal de Venecia, la cita de arte contemporáneo que cada dos años acoge Italia, que en su última edición (2012), dentro de la sección de arquitectura, concedió a la torre el principal reconocimiento, el León de Oro; no sin poca polémica."
El proyecto, “Torre David: Gran Horizonte”, presentado por el
británico Justin McGuirk y la consultora Urban-Think Tank fue
galardonado por “haber reconocido la potencia de este proyecto de
transformación: una comunidad espontánea que ha creado una nuevo hogar y
una nueva identidad ocupando Torre David y lo ha hecho con talento y
determinación”, rezaba el veredicto.
El trabajo premiado consiste en un libro de 450 páginas sobre el
rascacielos, que según sus autores muestra “un símbolo del fracaso del
neoliberalismo y de la autopromoción de los pobres” y que “con sus
magníficos defectos, representa una oportunidad para reflexionar de
nuevo sobre cómo creamos y promovemos las comunidades urbanas”, indican
en el catálogo.
Cómo debería la sociedad dar solución a esta problemática, si los mismos inquilinos no quieren vivir ahí qué lugares deberían ser los adecuados o qué puede hacer la actual sociedad y su país para dar una mejor respuesta a la falta de vivienda. Son preguntas lanzadas al aire a las que espero vuestra opinión
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