jueves, 12 de febrero de 2009

Anti-ambientalismo en España

Pascual Riesco Chueca

Un aspecto muy marginado en los estudios ambientales en España es el de las fuentes de la corriente anti-ambiental. Y eso que de esta corriente deriva mucha de la hostilidad e indeferencia con que son acogidos los esfuerzos de las organizaciones de defensa de la naturaleza. Entender las razones de la impopularidad de lo verde es imprescindible para la compresión del momento social y, también, para la orientación de la actividad ecologista.El anti-ambientalismo se nutre de diversos grupos e intereses que coinciden en denunciar el activismo ecologista como una desviación social esencialmente tendenciosa y maligna ¿Cómo entender sino la a veces visceral ecofobia de nutridos sectores, tanto de ciudadanos de base, como de empresarios, funcionario y gobernantes?. este artículo analizaba bajo diversos epígrafes los tópicos y típicos ramalazos antieco. En ruralismo y ambientalismo encontramos el dicho desde el cazador "yo sí que sé andar por el campo", o el agricultor que recomienda a los ecologistas "que vayan a coger patatas y se enteren de lo que es eso". Desde el ecologismo es un lujo que no nos podemos permitir, o las miradas cruzadas entre el campo y la ciudad o el falso dilema de patitos o personas se citan comentarios que los desgranan desde el punto de vista más negativo. Encontramos a continuación aquello que el empresario acusa al ecologista de lucrarse, o la ignorancia de los ecologistas, dicha entre las clases profesionales afectadas por la presión ecosocial. Lo lamentable después de ojear todas los prejuicios ante el movimiento ambientalista es que no agota el problema. Infelizmente, la sociedad sigue considerando la acción ambiental un lujo aplazable. Se está de acuerdo en adoptar medidas de protección ecológica, pero con dos condiciones: que no cuesten dinero y que no supongan renuncia alguna para nadie. En las conclusiones de este artículo podemos leer que mientras tanto, más allá de exquisiteces intelectuales de urbanitas eco-indiferentes y de rudezas peseteras de amigos del lucro, el territorio acumula en su exilio las mil derrotas del olvido. Otra vez la urgencia por un cultura ambiental básica esta en base del problema.

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