

Ventajas: suelo más barato, seguridad, eficientes comunicaciones terrestres, avanzado equipamiento tecnológico y una elevada calidad de vida para sus empleados y directivos. Éstos encuentran en ellas entornos de alto valor ambiental, espectaculares centros comerciales, fantásticas instalaciones deportivas, selectos clubs de golf, magníficos colegios… todo ello en un entorno tipo campus plagado de lagos, bosques, sendas peatonales y carriles bici.

Las Edge Cities se emplazan muy lejos de los downtowns, en áreas fronterizas entre el campo y la ciudad, y siempre cerca de alguna gran arteria de comunicación (con preferencia por las intersecciones de las rondas de circunvalación con las autopistas radiales). Aún así, al mezclar residencias y centros de trabajo se convierten en unidades urbanas funcionalmente autónomas, cuyos habitantes escapan a los atascos cotidianos generados por la pendularidad de los desplazamientos casa-oficina.
En ellas proliferan edificios bajos y alargados que puntean el territorio separados por amplísimas zonas verdes y de aparcamiento. El modelo, como ya hemos comentado, es el del campus universitario norteamericano. Su red viaria suele estructurarse mediante un serpenteante eje principal del que parten calles secundarias que igualmente serpentean dentro de los diferentes barrios, habitualmente denominados villages. El centro espacial y comunitario suele ocuparlo uno o varios shopping malls de última generación que, ante la inexistencia de plazas y alamedas, se convierten en el verdadero y único espacio público de las Edge Cities.
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