lunes, 9 de junio de 2008

Arquitectura en el aire

Al principio el hombre atribuyo el mágico poder de volar que poseían las aves como obra de los Dioses y espíritus, quienes eran los dueños del bien y del mal, únicos capaces de producir tal proeza, lo cual para cualquier mortal resultaba imposible, la leyenda griega de Dédalo un arquitecto ateniense mítico, y su hijo Ícaro, nos muestra el relato más antiguo sobre los deseos de volar, ambos hombres fijaron a sus hombros alas de cera y lograron remontarse sobre el mar, pero Ícaro se aproximo mucho al sol, sus alas se derritieron y el hombre cayo rápidamente al agua, mas tarde en su honor ese lugar llevaría su nombre.

En esa época el hombre desconocía cualquier noción de mecánica elemental, y por ello miraban el vuelo como algo sobrenatural, de modo que cuando algunos osados se atrevieron a desafiar la fuerza divina, los accidentes que resultaban bastaban para reforzar tales creencias de que el hombre no lograría volar jamás y que recibían al fallar el castigo de los Dioses.

Roger Bacón tuvo la premonición de que en el siglo XII imitando el movimiento de las aves, tal vez se llegaría a volar, pero el resulto una persona bastante prudente como para resistirse a improvisar semejantes experimentos. Los aspectos relacionados con el diseño de las maquinas más primitivas eran prácticamente inexistentes o se basaban en la simple observaciones de los pájaros. Solo puede existir arquitectura aérea cuando se cumple estrictamente la función de “Volar”. Las aeronaves son por su naturaleza, elegantes, severas, o clásicas. En estas simetrías equilibradas no pueden permitirse las fantasías o los caprichos, como suele suceder en la arquitectura que se apoya en el suelo.

Pero debieron transcurrir algunos siglos antes de que llegase a ser verdaderamente funcional el arte de remontarse en los cielos, el cuerpo humano no había sido diseñado para surcar el aire, así es que los hombres tuvieron que idear medios y dispositivos mecánicos que rompieran estas limitaciones. Los primeros intentos habían fracasado, pero siempre existió la idea de volver a considerar tan soñada idea, y seria para uno de los hombres más extraordinarios el lograr hacerlo, Leonardo De Vinci, quien estudio intensamente a las aves y desarrollo un tratado sobre el vuelo de los pájaros, con observaciones asombrosamente perceptivas, logrando describir como planeaban, de qué manera reducían la velocidad para posarse, el uso que le daban a sus alas como palancas en el aire, y de todo ello dedujo que para lograr volar con seguridad el hombre debería estar muy bien alejado del suelo, conservar la estabilidad y contar con una enorme potencia en su cuerpo.

Los bello diseños de las maquinas voladoras que logro imaginar, el paracaídas, y hasta de los helicópteros mostraban no solo la capacidad inventiva de un gran científico, sino también la delicadeza y sensibilidad de un artista extraordinario que sabia plasmar la pureza de las líneas y la gracia funcional en las formas de las aves.- César Eduardo Álvarez R.-

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