lunes, 13 de febrero de 2012

LA DOMUS CUBANA

La arquitectura cubana tiene identidad propia. Varios centros históricos coloniales cubanos son Patrimonio de la humanidad, destacando sus valores culturales y funcionales. El clima ha condicionado el desarrollo de la arquitectura cubana, haciéndola adaptarse al medio. La posición geográfica y el carácter cubano se ve fuertemente influenciado en la arquitectura y urbanismo. Figuras como los corsarios, piratas y filibusteros que hicieron que la ciudad se confinara a un cada vez más estrecho espacio amurallado, en el cual las viviendas y edificaciones se hacinaban pared con pared, patio con patio, dejando el lado más corto para el frente de las estrechas calles o hacia las pequeñas plazas a escala casi doméstica, en donde blancos, negros y mulatos, ricos y pobres, creyentes de diversos credos y no creyentes se mezclaban en el quehacer rutinario de la vida, creándose una dependencia sociocultural que marcó para siempre el carácter del cubano, su hospitalidad, su avidez por conocer las interioridades del vecino y su capacidad para asimilar la heterogeneidad de este ajiaco criollo que hoy son los cubanos.

La arquitectura cubana se ve fuertemente influenciada por España copiando elementos de la cultura árabe o morisca pero no es en lo único en lo que imita a España. Las viviendas suelen ser techos a dos aguas sostenidos por alfarjes muchas veces decorados, que apoyan sobre los muros y en este punto rematados por sardinetes. Las técnicas constructivas se adaptan a los materiales de la región en cuestión, generalmente la piedra, el barro y la madera. En Cuba el Mudéjar asume fachadas más abiertas que en España, balcones volados, cuartos esquineros, grandes portones y ventanas enmarcadas por jambas que inicialmente fueron pintadas en las paredes y posteriormente diseñadas a relieve y con molduras. Se superpone al arco ojival con el de herradura y se conjugan con los de medio punto que sostienen los corredores del patio interior.

Se decoran los espacios con profusión de elementos de cerámica en paredes y pisos, las cenefas pasaron de ser pintadas a ser elaboradas con piezas de cerámica vitrificada, mientras que el patio interior se convierte en un oasis de frescura y espiritualidad conjugándose las flores y las plantas con las fuentes, el pozo con su decorado brocal y los bancos. El esquema funcional que siguieron inicialmente se desarrolla una vivienda de una sola planta con patio interior el que funge como pulmón de la edificación, permitiendo aliviar el rigor del clima. Posteriormente surge el entresuelo y la segunda planta, se mantiene el patio interior pero ahora rodeado de galerías en diferentes niveles.

En 1748 es el período más prolífero en construcciones domésticas y civiles. Las casas cubanas siempre fueron de mayor tamaño que las de sus semejantes en Cartagena de India y Santo Domingo pero ahora, a las de las familias más pudientes se le adicionan una segunda planta. Los códigos barrocos se conjugan con los del mudéjar y surge lo que se ha dado en llamar el barroco cubano. Los elementos compositivos que caracterizan este período son: la línea curva como elemento básico de diseño que serpentea en las terminaciones, el juego con la luz en las fachadas para buscar el efecto de los claro-oscuro, las columnas y pilastras se adosan a los muros como elementos decorativos perdiendo su función estructural para escoltar nichos en ocasiones vacíos. Se busca la perspectiva y predomina el balance simétrico en la composición.

Se define el soportal que sirve de transición entre el espacio interior y el exterior, a la vez que protege al transeúnte del sol y el calor del trópico, evoluciona al portal neoclásico para posteriormente, en el período ecléctico, fundirse en una tipología urbanística que inspiró a Alejo Carpentier para escribir su obra “La Ciudad de las Columnas”. Es en 1860 cuando las casas palaciegas alcanzan una mayor ostentación, con el refinamiento adquirido por algunas familias criollas, y se establece un marcado contraste entre estas y las de menores recursos; se subdividen y alquilan las mansiones abandonadas por la aristocracia y aparecen las ciudadelas. En La Habana se agudizan las diferencias sociales en la ciudad con el movimiento hacia el Cerro, y después al Vedado, de la aristocracia e incipiente burguesía criolla, mientras los sectores de escasas posibilidades se sitúan en la ciudad vieja y entre los viales que salen de ella hacia la zona sur.

Siguiendo una práctica anterior, se produce la modernización de viviendas erigidas en períodos precedentes, y se modifica su imagen a partir de reconstrucciones de fachadas y otros ámbitos de las casas. Las influencias neoclásicas aparecen con el inicio de siglo; son sustituidos los tejados inclinados y armaduras por techos planos, cubiertos en su interior por cielos rasos, decorados frecuentemente con pinturas en los inmuebles de mayor jerarquía. Componentes que aparecen a fines del siglo XVIII, se extienden en esta etapa y alcanzan un máximo esplendor como las lucetas de medio punto rectangulares o de otras formas con cristales de colores traslúcidos combinadas con la persianería francesa. Aunque la madera sigue presente en las persianas de ventanas y en las puertas, el hierro la sustituye en las rejas y barandas de ventanas, escaleras y balcones; también se emplea profusamente en porta faroles, guarda vecinos y guardacantones. Con el cambio político y social que trajo el surgimiento de la República (1902), el período de las “vacas gordas” y sobre la base estética que fomentó el sentir neoclásico, penetra el estilo Ecléctico (suma de estilos), que duró aproximadamente 30 años aunque conceptualmente llegó para quedarse y hurgando en el pasado, traer hasta nuestros días lo mejor del patrimonio arquitectónico de la humanidad, reinterpretado bajo nuevos códigos pero latente como la historia misma.

En 1906 nace la escuela de arquitectura cubana. En lo urbanístico las casas se separan de las calles por medio de rejas y muros perimetrales que encerraban el jardín y a la casa; la escalera en ocasiones separa aún más la casa de la acera dándole alturas y en otros son las rampas y las entradas de los autos . El Art-nouveau llega tardíamente compitiendo con el eclecticismo. Formalmente se basa en el trabajo de la línea curva que serpentea imitando el tallo de la vid, los motivos decorativos siempre se relacionan a la flora y la vegetación, interiormente se trabaja el hierro con una belleza superior a la del neoclásico, las cenefas y rodapiés son de azulejos decorados con los motivos de la floresta. El trabajo con el vidrio también alcanza gran maestría en lámparas, mamparas, vitrales, etc. Predomina el sentido femenino de la languidez y la superficialidad.

Entre los ejemplos más representativos tenemos a la casa de la loma del mazo en la Víbora, en su interior vemos la presencia del trabajo en hierro con una belleza exquisita, las cenefas y rodapiés de azulejos más la utilización de puertas con mamparas art-nouveau. El edificio Blanco en las calles Reina y Lealtad, en la Plaza Vieja el Palacio Cueto y en las calles Belascoaín y Clavel la casa rosada, que se lleva una manzana completa constituye algunos ejemplos de dicho arte en Cuba.

Art-decó entra a Cuba en 1923 y se desarrolla hasta los años 40, confundiéndose en su etapa final con elementos modernos que algunos autores llaman tendencia monumental moderna. El Art-decó se ve influido por la arquitectura fascista y el Brutalismo, esta última, tendencia arquitectónica que se desarrolló en los Estados Unidos en la década del 40 al 50 y que se caracterizaba por la pesadez monumental de la construcción, la incorporación de esculturas a las edificaciones y el uso del hormigón a relieve como terminación. En la vivienda individual esta tendencia le llaman protorracionalismo. Art-decó llega a Cuba proveniente precisamente de los USA con la variante funcional del rascacielos y la influencia del racionalismo alemán representado en la figura de Mies van der Rohe y la Escuela de Chicago. Es por eso que se plantea que el Art-decó preparó el camino para la entrada del ideal moderno en Cuba y con él, aquellos estilos que llámense como lo quieran llamar, lo cierto es que responden a los valores éticos, estéticos y funcionales del racionalismo y la modernidad.

CASA DE GASPAR RIBEROS DE VASCONCELOS
USO ACTUAL: Centro de Desarrollo Artesanal. DIRECCION: Obrapfa, esq. San Ignacio, Habana Vieja. AUTOR: Desconocido. Restauración; Osear Jaime Rodríguez. FECHAS: Siglo XVII. Restauración: 1985

Esta casa considerada una de las más antiguas entre las que aun existen en la ciudad, ofrece como su característica más notable el hermoso balcón corrido esquinera que corresponde en la planta alta con la torre o cuarto mirador. Bajo éste se encuentra un pequeño entresuelo que de pertenecer a la obra original podría considerarse un temprano antecesor de los que luego proliferaron en el siglo XVIII, aunque no se descarta la posibilidad de que este entresuelo, la galería del fondo, parte de las galerías principales, los locales hacia la derecha del patio y probablemente la portada principal sean producto de una reconstrucción más tardía.

El patio, que en esta residencia comienza ya a adquirir dimensiones notables, se ubica al centro de la edificación, rodeado por una galería sostenida en dos de sus lados por pies derechos ochavados, y en el tercero. quizás de menor antigüedad. por tres arcos que descansan en columnas toscanas.

Esta última galería comunica la calle San Ignacio el tras patio y las caballerizas. El cuarto lado del patio en la planta baja lo ocupan habitaciones de la servidumbre. El trabajo en madera de los techos, así como el de los balaustres torneados de las cancelas voladas de la planta alta y el de los barandajes y puertas le otorgan un valor adicional a esta obra que, restaurada en 1985, constituye uno de los ejemplos más significativos de una temprana época en la que los elementos definitorios de la casa cubana aún estaban en formación




Casa II
USO ACTUAL: Almacén y ciudadela. Dirección: Teniente Rey. 159·161. esq. Aguiar. Habana Vieja AUTOR: Desconocido. FECHA: Siglo XVII

Originalmente esta vivienda era en todo típica de un modo de hacer arquitectónico que se iba afianzando en el siglo XVII y del que restan pocos ejemplos en la ciudad. Presentaba como elementos característicos un cuarto esquina en la planta alta con balcón corrido rodeando la esquina cubierto por un tejadillo sostenido por pies derechos de madera. A esta habitación principal se adosaba otra por Aguiar y hay evidencias de que lo mismo sucedía por Teniente Rey. El resto de la casa es de una planta y todo en ella indica su antigüedad. La portada principal, de proporciones bajas y anchas con pilastras de elaborados en1entablamento y cornisa conducía al zaguán y éste a una amplia galería paralela a esta fachada con columnas de madera ochavadas. El patio presenta otra galería enfrentada a la primera pero carece de ellas en los otros lados. Las habitaciones a lo largo de la calle Aguiar en planta baja fueron accesorias y las que se encuentran en el patio probablemente fueron locales de la servidumbre. Las puertas primitivas eran de cuarterones y los techos principales en la planta alta ele alfarjes.

El prestigioso historiador e Investigador de la arquitectura cubana Francisco Prat Puig reconoció en esta casa un típico ejemplar morisco y en parte se motivó en ella para escribir su obra EI Pre-Barroco en Cuba. Hoy se encuentra en estado semiruinoso y ha perdido casi todos sus elementos de madera, Incluyendo el balcón esquinero que era su mayor atractivo .

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