miércoles, 14 de mayo de 2008

Mens sana in corpore sano

Título: Mens sana in corpore sano. La salud en la época

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Un libro para leer y recrearse la vista. Su excelente diseño (tirando a cuadrado, papel de calidad, colores llamativos, variados tipos de letras, muchísimas ilustraciones y algunas fotografías) consigue que el pasar cada página se convierta en una pequeña aventura. En cuanto a su contenido, está estructurado en cinco capítulos:


DE PRAXI MEDICA. LA PRÁCTICA MÉDICA

La medicina romana, fiel heredera del conocimiento médico helenístico, transmitió un sistema médico que fue el hegemónico durante toda la Edad Media hasta la modernidad. Desde Roma, Galeno de Pérgamo proyectó la medicina mucho más allá de los templos de Asclepio.

En este apartado se abordan los siguientes temas:

Los sacerdotes, los gimnastas y los médicos. Desde el culto a Asclepio hasta la aparición de la medicina hipocrática, en donde se preconiza la importancia de la dieta, el ejercicio, la higiene y la actividad sexual y se insta a los médicos para que no se limiten a dar buenos consejos, sino que se interesen también por el examen físico del cuerpo, el diagnóstico de la enfermedad y su pronóstico.

La medicina y la cirugía en Alejandría. En el año 280 a.C. se funda en esta ciudad el Museion, lugar en donde se realizaban disecciones de cadáveres humanos. En esta práctica destacan Herófilo de Calcedonia (identificó la dura y la piamadre, distinguió los nervios sensitivos de los motores y describió los principales humores y túnicas del ojo humano) y Erasístrato de Quíos (afirmó que el corazón funcionaba como un fuelle, expandiéndose para atraer la sangre hasta él y contrayéndose para expelerla a las arterias).

Los médicos y las escuelas médicas en el helenismo romano: los racionalistas o dogmáticos, los empiristas, los metódicos y los pneumáticos.

Galeno de Pérgamo. Escribió un corpus del cual han llegado hasta nuestros días 22 volúmenes: unos 400 textos, de los cuales se conservan unos 150 en la actualidad. Su obra incorpora lo mejor de la patología y terapéuticas griegas y contiene una excelente explicación de la anatomía humana, a la vez que una síntesis del pensamiento filosófico griego. Galeno ofrece una filosofía médica completa; una excelente explicación de los fenómenos de la salud, la enfermedad y la curación.

La salud y la organización social. La medicina romana aporta las siguientes mejoras: en el contexto de la sanidad militar, un mayor desarrollo de la cirugía y el establecimiento de los primeros hospitales; en el ámbito de la salud pública, la consecución de un mejor saneamiento urbano (alcantarillado, acueductos, letrinas y baños públicos); en el campo de la práctica y la enseñanza médica, la elaboración de toda una legislatura.


DE APOTHECA USQUE AD MEDICATRINA. LA FARMACIA
Las “apothecas” griegas impulsaron la creación y la intensa actividad de las “medicatrinas”, que se engendraron gracias a los conocimientos científicos de los griegos. En estos establecimientos ejercían farmacéuticos, elaboradores, recolectores, dispensadores o vendedores de drogas, junto con el resto de sanadores.

Destaca la figura de Pedanio Dioscórides (siglo I d.C.), que ya utilizaba procedimientos químicos y físicos tan sofisticados como la sublimación, la cristalización o la destilación, el “baño María” o extracciones de mercurio de otros minerales, como el cinabrio. Utilizó las primeras cápsulas de origen vegetal, empleando la piel de las habas.

Los romanos emplearon los preparados farmacéuticos que inventaron los griegos (jarabes, infusiones, ungüentos nasales, pomadas, purgantes, vomitivos y píldoras), pero también crearon nuevas fórmulas: los colirios, los sinapismos (cataplasmas de mostaza que se aplicaban en el pecho), los esparadrapos (emplastos que se extendían sobre la zona enferma y se arrancaban al finalizar el tratamiento) y los trosciscos (pastillas).


DE REBUS NUTRICIIS. LA ALIMENTACIÓN
En el mundo antiguo y en la Roma clásica, el concepto de dieta iba mucho más allá de una noción exclusivamente alimenticia. La dietética era una de las bases de la medicina, tanto en su versión promotora de la salud como curativa para el enfermo.

Los romanos realizaban tres comidas al día:

El desayuno o ientaculum, que consistía en pan solo o untado con ajo y sal, queso, miel y fruta fresca o seca.

La ingesta del mediodía o prandium, que era frugal, vegetariana y fría. Sus alimentos habituales solían ser: pan, aceitunas, cebollas, hortalizas, lechuga, higos, vino, etc.

La cena, que era la comida principal del día y un momento para la convivencia (por lo que podía durar desde las dos de la tarde hasta el anochecer). Su menú se dividía en tres servicios: la gustatio (entremeses y platos ligeros), la cena (platos fuertes, especialmente de carne) y la secundae mensae (toda clase de frutos, tanto frescos como desecados o secos).

En cuanto a los alimentos, los clasificaban en fruges (productos de la tierra) y pecudes (productos animales criados por su carne). Para la elaboración de los platos empleaban varios condimentos: el aceite, la miel, la sal y el garum (cuya base era la carne de pescado).

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DE CORPORIS CULTU. EL CUIDADO DEL CUERPO
En Roma, el cuidado de la imagen era muy importante. Se disimulaban los olores corporales y se luchaba contra las arrugas. Estética e higiene iban de la mano, y se trataba, en definitiva, de guardar las apariencias.

El uso de los cosméticos estaba ampliamente difundido. Según Galeno, podían ser de dos clases:

“Kosmetike techné”. Ungüentos limpiadores y preservantes de la piel, relativos a la higiene y el embellecimiento, que constituían el “ars ornatrix”, desprovistos de sustancias tóxicas.

“Kommotiké techné”. Cosméticos de adorno, encaminados a disimular el paso del tiempo, que eran propios de “ars fucatrix”, e incluían sustancias nocivas como el plomo blanco, usado para ocultar arrugas.

Por otro lado, se le daba gran importancia al baño. Los romanos se lavaban todos los días en su baño doméstico (balneum) y acudían con asiduidad a los baños públicos (termas), que además eran lugares de esparcimiento social.


DE SALUTE PUBLICA. LA SALUD PÚBLICA
La mayor aportación de los romanos fue la creación de un sistema completo de salud pública, mediante la efectiva coordinación de los diversos servicios públicos relacionados con la salud. Una decisión tomada por Augusto quien, al crear un Consejo del Agua, incorporó una comisión específica para los aspectos relativos a la salud. Entre los deberes de Agripa, nombrado edil en el año 33 d.C., destacaba la supervisión de los baños públicos; lo que incluía la comprobación de los calentadores, su limpieza y mantenimiento. En tiempos de Nerón, los ediles supervisaban también la limpieza de las calles –cuya responsabilidad directa correspondía a los vecinos-, inspeccionaban los mercados y prohibían, en su caso, la venta de alimentos en mal estado.

La otra gran aportación romana al urbanismo y la higiene fue la construcción de las siguientes estructuras: los acueductos, las alcantarillas, las cloacas y las letrinas.

2 comentarios:

¡Está muy interesante!.Pero no metas tanta información,majareta¡, que no da tiempo a leerlo¡..

Es que estoy jarta ya de decir que el blog es como un cuaderno que me sirve para estudiar a mi y para divertirme también, dicho sea de paso jurjur