jueves, 22 de mayo de 2008

Palacio de Versalles




El Palacio de Versalles representará el momento culminante de la arquitectura palaciega en Europa, tanto por sus dimensiones como la magnificencia de su estructura, escenificando de manera excepcional el poder del rey absoluto.
Luis XIII encargó a Philibert le Roy la construcción de un palacete en la zona de Versalles, lugar rico en caza al que acudía con frecuencia. Se trataba de una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en forma de U.
Luis XIV se encariñó con el lugar y decidió transformarlo a lo largo de tres etapas. La primera ampliación se debe a Luis le Vau y se realiza entre 1661-68, edificándose dos alas prolongando las del patio, destinadas a cocinas y cuadras. La segunda ampliación se produce entre 1668-78, cuando el monarca decide hacer de Versalles la residencia de la Corte. Se escogió de nuevo a Le Vau como arquitecto y se diseñó una envoltura en forma de larga U, dejando el primitivo palacio como núcleo del nuevo edificio. El llamado Cour de Marbre, el patio de mármol con losas de colores blanco y negro, se convierte en el núcleo del edificio, agrupándose a su alrededor los aposentos reales.
La tercera y definitiva ampliación, motivada por el problema de dónde alojar a las más de 20.000 personas que formaban la Corte y el Gobierno de Francia, se desarrolla entre 1678 -1715 y corresponde a Jules-Hardouin Mansart. Construyó dos inmensas alas que empalmó perpendicularmente con las alas laterales del patio, una hacia el norte y otra hacia el sur, retranqueadas y puestas en línea con el acceso al patio, ya que si lo hubieran estado con la fachada del parque hubiera resultado un frente de casi 500 metros. Deseaba remodelar la fachada que daba al parque para disponer un salón central pero la negativa del rey le llevará a realizar en esta zona la Galería de los Espejos, salón más representativo del palacio versallesco.
También será Mansart el encargado de diseñar la capilla, ubicada en el ala norte, como una edificación casi independiente, organizándose a través de dos plantas en torno a un espacio central único con lo que se forman tres naves, divididas mediante arquerías que cargan sobre fuertes pilares cuadrados mientras que en el piso alto columnas corintias sostienen el dintel en el que carga la bóveda.
Para que Luis XIV mantuviera sus encuentros "secretos" con Madame de Montespan se construyó en los jardines de Versalles el Grand Trianon, un edificio levantado en sólo seis meses por Mansart, con columnata abierta y largas alas de dos plantas, inspirándose en modelos italianos.

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